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El tornado que estremeció a Linares en 1962

El 27 de junio de 1962, cerca de las 10:45 de la mañana, un fenómeno meteorológico tan inusual como devastador se desató sobre Linares: un tornado que, en apenas cinco minutos, dejó una huella profunda en la memoria colectiva.

Los vientos, que se estimaron en más de 240 km/h, arrancaron techumbres, derribaron árboles centenarios y partieron postes. El Instituto Politécnico de Linares y el hospital “Carlos Ibáñez del Campo” fueron algunos de los edificios más afectados, junto con centenares de viviendas de los barrios populares. Se calcula que alrededor de 150 casas resultaron dañadas, muchas de ellas completamente destruidas.

El tornado avanzó desde el sector del Politécnico hacia San Antonio, atravesando calles como Bellavista (hoy Max Jara) y Januario Espinosa, dejando tras de sí un paisaje de destrucción. Aunque la perdida material fue de consideración, la ciudad se libró de una desgracia mayor: los heridos fueron leves y no se registraron fallecidos.

Los diarios de la época relataban escenas de horror y asombro. Vidrios estallando en las ventanas, transeúntes huyendo entre escombros y familias que veían cómo sus hogares desaparecían en segundos. Fue un espectáculo de la fuerza bruta de la naturaleza en un territorio donde los tornados eran, y siguen siendo, excepcionales.

Pero lo que también quedó registrado es la capacidad de resiliencia de Linares. En cuestión de horas, vecinos y autoridades comenzaron a despejar calles, reparar techos y levantar nuevamente lo que el viento había derribado. La solidaridad, como tantas veces en la historia local, se convirtió en el cemento invisible que sostuvo a la comunidad.

El tornado de 1962 sigue siendo un episodio singular en la historia climática de Chile central. Recordarlo no es solo un ejercicio de memoria, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la fragilidad de nuestras ciudades ante eventos extremos y la importancia de estar preparados frente a lo inesperado.

Porque aunque en Linares el viento volvió a la calma, el recuerdo de aquel día sigue soplando en la memoria de quienes lo vivieron y en las páginas de nuestra historia regional.

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