Pese a su importancia ecológica, el zorro culpeo enfrenta diversas amenazas. La pérdida de hábitat por incendios forestales, la expansión urbana y el uso de raticidas afectan su supervivencia. A esto se suma la caza furtiva, muchas veces motivada por creencias infundadas o conflictos con aves de corral.
Cuidar al zorro culpeo es proteger el equilibrio natural. Su presencia indica un entorno saludable, y su rol como depredador medio sostiene la cadena trófica de nuestros paisajes nativos. Observarlo en libertad es, además, un privilegio que nos recuerda lo valioso de conservar lo que aún nos rodea.