En los campos, quebradas y matorrales del Maule Sur, el canto grave de la perdiz chilena aún resuena al amanecer. Su silueta escurridiza entre espinos y pastizales forma parte de la memoria sonora del campo. Esta especie está presente desde Coquimbo hasta Los Lagos, habitando sectores rurales poco intervenidos donde encuentra alimento y refugio. Sin embargo, su presencia es cada vez más escasa.